sábado, 13 de junio de 2009

Sabotage en la sección de cuerdas* (Motion picture)


"Se conoce como postmodernidad a un conjunto de fenómenos e ideas que emergen desde la segunda mitad del siglo XX, configurando el mundo de forma determinante a principios del siglo XXI. Posición filosófica y actitud estética que, en pos de la identidad, discute y relativiza a través de la deconstrucción, todos los discursos con que la sociedad moderna se construye a sí misma. Esta posición filosófica que conduce a un inevitable relativismo epistemológico servirá de sustento legitimador a la explosión de subjetividades que caracterizará el periodo histórico marcado por el fin de la guerra fría después de la caída del muro de Berlín(1989) y la expansión de Internet."

Hace poco un amigo (uno de los buenos, de esos que te discuten hasta el desánimo) me acusaba de postmoderna. Recordé mis últimos años en Cuba, reuniones íntimas con amigos cercanos que develaron en mí el sentido primigenio de este concepto, me informaron de nuevas filosofías que vaticinaban el fin de la historia y despertaron en mí un último vestigio de atrevimiento en contra del régimen. Nos sentíamos vivos en esas reuniones. Vivos y cómplices. Recuerdo una vez que, cuando nos levantábamos para irnos, había tal tensión entre nosotros y dentro de nosotros que el aire se podía doblar sobre una silla.

No pasó mucho tiempo antes de que entendiéramos que el postmodernismo éramos nosotros mismos: el pan, que se acabó a las 8 de la mañana y "hasta por la tarde!", el agua, que eran las 10 de la noche y todavía no había llegado; los huevos, que llegaron hace 3 días y si no los vas a buscar el bodeguero te los vende y después te cuenta que se acabaron; el aceite, que hace dos meses que no viene a la bodega y tú padeces de estreñimiento; el tennis de tu hijo, que es el único zapato que tiene para ir la escuela y le ha salido por fin un hueco en la parte de alante; el gas, que aparece a las dos de la mañana y desaparece a las 4; la bicicleta que se te ponchó anoche y tuviste que venir caminando por toda la avenida del puerto; o el pollo de la dieta de mami, que si no le sube la presión y se nos va...

Por las calles de la Habana la gente camina sin apuro, como si el estrés no existiera, "la procesión va por dentro". La gente sólo corre para coger la guagua. La maestra de tu hijo entiende que llegue tarde y tu jefe ya ni te dice nada, porque "Imagínate! vive al otro lado de la ciudad". La gente deja de esforzarse porque "total!" no llegas a ningún sitio por más que te apures... (Y si, encima, eres negra, mujer, jóven y lesbiana... ! Pero no quiero hacer de esta reflexión una apología personal) Postmodernismo tropical. Lo único importante es continuar respirando. Boqueando, como los pescados. Por eso la crisis de valores y la falta de conciencia, por eso la proliferación de discotecas y fumadores de marihuana, las prostitutas y los pingueros, la emigración... Por último todo esto desemboca en el renacimiento de la fé religiosa y la disidencia política, porque la gente también se cansa.

Pero como la historia es este eternorretornógrafo (gracias Wichy Nogueras), vuelven los apagones, las consignas repletas del aire de sus versos, la juventud "perdida", la falta de "detodo"... Vuelve a no pasar nada, la cotidiana nada. Reaparecen el tedio y el mero despropósito. Profundo y postmoderno. Como una orquesta a la que se le ha enfermado toda la sección de cuerdas excepto el contrabajo, y lo único que se oye donde debió haber un allegro, es el ultrasonido monótono vibrante del enorme cajón... Y aunque se tenga la voluntad de no dejarse llevar por la marea (la corpórea o la incorpórea), se va necesitando a estas alturas mucho más que fuerza de voluntad, tenacidad o talento.

Se necesita un movimiento. Algo que lleve aire bajo sus propias alas y otro montón de buenas voluntades soplándole de abajo, no solo para que se sostenga, también para que suba. Un movimiento grande, concurrido, populoso y gregario pero con una sola voluntad: una verdad como un palacio de cristal, que sea dicha y repetida, susurrada y cantada, leída y gritada de esquina a esquina, de oreja a oreja... Por cualquier medio, el tradicional:"cuando el rio suena es porque algo trae" o el innovador: "tanto va el cántaro a la fuente, hasta que se lo lleva la corriente..."

Revolución

Wordle: postmodern



*Del filme "Ninotchka" (1939), con Greta Garbo

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